En una tarde de mayo, un sonido etéreo vino a la vida en el centro de Szeged de Nueva Acrópolis Hungría, e invitó a los oyentes a un viaje musical. El instrumento, único, hecho a mano, fue animado por los dedos de Sándor Szilágyi. El bellsman produjo sonidos en una sola escala musical, y sin embargo con infinitas variaciones de las siete notas y ritmos. El concierto fue seguido por una charla informal, durante la cual el bellsman compartió algunos de los secretos de su experiencia como músico de la calle. Esta fue la tercera vez suenan las campanas en el centro de Szeged, pero seguro habrá nuevas oportunidades.