Visita cultural al Poblado ibérico de Ullastret (Sabadell, España)
Se hizo una visita guiada, a cargo de estudiantes y profesores de la escuela de filosofía de Sabadell por los restos arqueológicos de este poblado -Ullastret, la ciudad íbera más grande de la península ibérica-, que por suerte están en muy buen estado de conservación, ya que desde el año 1947 se realizan trabajos continuados en el emplazamiento. Se comentaron las características más importantes de la cultura íbera, como cuál era la posición de la mujer, qué tipo de arte tenían, así como los aspectos representativos de los diferentes enclaves de estas ruinas. Se pudo ver una casa familiar pequeña y también una casa de nobles, la acrópolis con los dos templos que tiene y una visita al museo, que guarda piezas espectaculares de la ciudad íbera y de la cercana ciudad griega Emporión, a 15 km de distancia de Ullastret y con la que había mucho comercio entre ellos. Se sabe que en Ullastret llegaron a vivir cerca de seis mil personas y que estuvo habitada entre los siglos VI y II a. C.
Ullastret vivió en la Edad de Hierro y justamente sus habitantes destacaron por sus grandes y excelentes trabajos de orfebrería. Se han encontrado espadas y fundas íberas, que recorren todos los museos del país por su gran calidad de conservación.
En relación con las deidades de la ciudad, se realizaban cultos al lobo, al dios protector Bes (de origen egipcio) y también a la diosa griega de la naturaleza y la fecundidad, Deméter, por influencia con sus vecinos de Emporión. Y también por influencia de los pueblos griegos, los íberos de Ullastret desarrollaron la escritura.
Otro aspecto a destacar de esta preciosa ciudad es su muralla, con siete torres circulares de protección, de diez metros de diámetro cada una, así como el foso que la rodeaba de doce metros de ancho y cuatro de profundidad. Así, los íberos se aseguraban una buena defensa, en especial contra otros grupos íberos que en períodos de carestía iban a la ciudad en busca de alimentos. En la ciudad de Ullastret también se encontraron doscientos treinta silos donde guardaban la cebada, la avena y especialmente el trigo. Curiosamente, cuentan las crónicas antiguas que estos silos bien sellados podían llegar a almacenar el grano en perfecto estado durante cien años.
Ya por la tarde se aprovechó para hacer una excursión por la desembocadura del río Ter hasta llegar a la playa y hacer juegos dinámicos de grupo, donde se reforzaron los conocimientos íberos adquiridos en la visita guiada de la mañana. Sin duda fue un día maravilloso en el que se compartieron conocimientos, lazos con el pasado y, por supuesto, buen humor y sana convivencia entre todos los asistentes de la actividad.