En un frío día de diciembre, los voluntarios de Nueva Acrópolis en Chicago se reunieron en la escuela para preparar sopa casera y sándwiches para las personas sin hogar de la ciudad. Durante semanas, los miembros donaron y recogieron múltiples bolsas de abrigos de invierno, suéteres, pantalones, bufandas y sombreros, y los prepararon para su distribución.

Después de cocinar y organizar las donaciones, los voluntarios se dirigieron a entregarlas a los miembros de la comunidad que las necesitaban para el frío y nevado invierno.

Mientras repartíamos la comida y la ropa, compartimos momentos de calidez con nuestros vecinos y, mientras conversábamos, nos dimos cuenta de que, al final del día, más allá de las diferencias y circunstancias externas, todas las personas solo quieren tener un contacto humano cálido, sin juicios, con amabilidad y con dignidad.

Esta experiencia humilde y humana dejó un sentimiento cálido tanto en los corazones de los voluntarios como de los destinatarios.