¿Por qué? Porque todos y cada uno de nosotros, en el deambular de nuestra imperfecta y trágica existencia, experimentamos por un instante al Uno. Esta misma experiencia legitima el misterioso deseo que siempre nos ha perseguido, llamándonos incansablemente a redescubrir la satisfacción de nuestra verdadera naturaleza: la del espíritu que resuena con el Espíritu.
Tomando como ejemplo la Alegoría de la caverna de Platón y la película contemporánea Matrix, así como diversas propuestas de filósofos, tradiciones y artistas, Reza MOGHADDASSI arroja luz sobre este mismo camino ontológico, esta odisea mayéutica a la que el hombre está llamado para nacer a la comunión en la luz.
Es un destino que exige al individuo liberarse de las 3 matrices de las que es sucesivamente prisionero: la matriz sociopolítica, la matriz psicológica y la matriz metafísica.
Libre de la ilusión, no se trata de huir del mundo, sino de vivirlo por fin. Pues el mundo se revela entonces desde el Día como la manifestación misma de lo indecible, con el Ser apareciendo en todo, que redescubre su naturaleza sagrada como expresión singular de lo divino.
¿Cómo se hace?
Muy sencillo. Las prácticas universales proponen la Parada. Se trata de la Inmovilidad-Silencio, que ofrece al individuo la posibilidad de volver a sí mismo. Fundamental.
Una mirada se hace posible. Desde esta mirada, poco a poco, tomamos conciencia de todo: de nuestro entorno, de nuestros pensamientos, de nuestras emociones, dentro de nuestro cuerpo.
Un cuerpo que vive fundamentalmente en el presente y que, desde nuestro advenimiento a la vida extrauterina, respira. Respira en función del mundo exterior al que se ofrece a cambio. Y la atención a nuestra respiración se convierte en la segunda proposición de las prácticas universales; la proposición del pneuma, del aliento, que nos anima a la vez que devuelve el espíritu al cuerpo en el momento presente. Se invita a la contemplación. De respiración viene la palabra spiritus: espíritu; ésta es la proposición espiritual. La de la Presencia. La de la contemplación. De relación, alteridad e interdependencia.
Porque en este movimiento de expansión de la conciencia se produce inexorablemente la disociación. Con ella viene la renuncia gradual a nuestro apego a una identidad falsa: la de nuestra personalidad, la del ego; y la muerte a la ilusión de separatividad. Todo se revela en relación con todo. El espíritu vive en un cuerpo vivo dentro de un cosmos vivo. El individuo entra en el Reino de Dios en su totalidad. En el aquí y ahora.
Y complementando libremente su práctica con otras (ya sean prácticas meditativas o prácticas de oración), trabaja en la purificación, puliendo pacientemente este espejo empañado para que, poco a poco, recupere su disposición original a reflejar la Luz. La comprensión crece. El espíritu sano vive en un cuerpo sano. Habita en el Reino. En el que siempre ha estado. El Reino de la manifestación del Ser, de lo sagrado, de lo divino. El Reino de la Verdad. El Reino de la Vida.
Agradecida por su Presencia y su Palabra, por su sencillez, su sensibilidad y su humildad, Nouvelle Acropole Biarritz extiende su sincero agradecimiento a Reza MOGHADDASSI.