Ecología es Filosofía en acción: somos las huellas que dejamos (Ladispoli, Italia)
A lo largo de la playa de Marina di San Nicola, cerca de Roma, a pie del castillo de los Odescalchi, uno de los lugares preferidos por los cineastas, un grupo de voluntarios con guantes y sacos de basura trabajaron para limpiar meticulosamente la playa.
A ellos se unieron espontáneamente algunos ciudadanos, que eligieron celebrar así el Día Mundial de la Madre Tierra. Favorecidos por el buen tiempo, a pesar de que la playa parecía limpia, recogieron un “botín” bastante rico: una quincena de bolsas de basura (en su mayoría material plástico), una antena parabólica de televisión, la entrada de una perrera, un ancla, cuerdas varias, tablones de madera, bolos, etc… En resumen, basura de todo tipo, en un tramo de playa relativamente corto, señalado por el concejal Filippo Moretti, que animó y apoyó la iniciativa, encargándose también de la logística de la eliminación de los residuos. Sin embargo, aún queda mucho por recoger, especialmente cerca del hermoso Castillo, debido a la dificultad de llegar a él, si no es a pie, y a la posición que lo convierte en un receptáculo silencioso de la suciedad que arrastran las olas del mar.
Estas actividades ecológicas se promueven en varias ciudades, donde hay centros de Nuova Acropoli: en el Jardín Bulgarelli de Bolonia, en el Parco del Sole y Collemaggio de L’Aquila, en el Tíber de Roma, en Milán, Turín, Génova, Verona, Pescara y varias ciudades de Sicilia, junto con conferencias, teatro y talleres vivenciales.
Pero, ¿qué tiene que ver la Filosofía con la Ecología? Muchos creen que la Filosofía es sólo una asignatura que se enseña en el instituto, encuadernada entre las páginas de un libro pesado (incluso físicamente). En cambio, enseña a buscar la causa de los problemas, a resolverlos, evitando quedarse parado y quejarse de los efectos causados. Es fácil, en efecto, discutir sobre la dejadez del hombre, la suciedad de nuestras calles o playas, la inercia de las generaciones X,Y y Z. Más difícil, en cambio, es educar a jóvenes y mayores en valores como el respeto a los lugares, promover la abstención del juicio y el opinionismo de barra de bar, fomentar la unidad en el trabajo y la cooperación en el esfuerzo, y actuar sin expectativas de recompensa o gratificación útiles sólo para aumentar la propia vanidad.