¡Sabemos lo importantes que son los libros, cuánto conocimiento contienen y lo fácil que es que se estropeen! ¡Por eso hay que cuidarlos!

Pero, ¿cómo protegerlos del moho, el polvo y la intemperie?

En Nueva Acrópolis intentamos encontrar soluciones naturales estudiando las plantas y sus beneficios.

Por ejemplo, las hojas de laurel secas absorben la humedad de los ambientes, por lo que son perfectas para absorber la humedad entre las páginas de los libros.

El trabajo realizado no sólo fue pintar las paredes de la biblioteca para dar nueva luminosidad al ambiente, sino limpiar, uno a uno, los libros intercalando hojas de laurel. Estos viejos compañeros del hombre fueron mimados y acariciados en manos de numerosos voluntarios que, por turnos, descubrieron nuevos títulos que despertaron su interés.
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