El tradicional baile de Año Nuevo reunió a todas las sedes de Moscú.

Este año, los participantes se convirtieron en viajeros en el tiempo. En cada etapa de este mágico viaje, no solo observaron, sino que también se convirtieron en parte de los acontecimientos históricos. Trasladados a la antigua Rusia, a la cabaña del héroe Ilya Muromets, se familiarizaron con la riqueza de la sabiduría y las tradiciones populares. Esta experiencia nos recordó la importancia de las raíces que nos conectan con nuestro pasado. Tras trasladarse a la Edad de Oro, los invitados sintieron la atmósfera del triunfo del amor. Con cada nota, se convirtieron en parte de la luz y la alegría, que enfatizaba la magnificencia de la época. La Edad de Plata abrió sus puertas a las almas creativas: los poetas compartieron sus poemas y el espíritu del nuevo arte estaba en el aire.

Todo terminó con una misteriosa atemporalidad navideña, cuando los sueños se hicieron realidad y la alegría llenó los corazones. Los participantes regresaron al mundo real inspirados y llenos de recuerdos, listos para nuevas aventuras y logros en el año entrante.