Jornada especial junto al Círculo de Amigos de Nueva Acrópolis – Lima, en la actividad “Arte que Une”, un espacio donde el arte se transformó en un puente para conectar, reflexionar y crecer juntos.

A través de la declamación de un poema y un cuento, se abrió la puerta a una reflexión profunda sobre la vida, los desafíos que enfrentamos y la capacidad que cada ser humano posee para aprender y fortalecerse incluso en medio de la adversidad. El arte, en este contexto, no fue solo una expresión estética, sino una vía para despertar valores, ideales y una visión más elevada de nosotros mismos.

Con creatividad y trabajo colectivo, fueron tomando forma distintas obras cargadas de simbolismo: una imagen colectiva de Don Quijote, como emblema de los ideales y la valentía; un mural lleno de flores de valores, con la palabra Voluntariado brillando en el centro, recordándonos el poder transformador de la voluntad y la generosidad; y un collage que representaba la fuerza y la libertad del águila, con sus alas extendidas no solo como símbolo de vuelo, sino como una evocación de la trascendencia —ese impulso interior que nos eleva por encima de nuestras limitaciones y nos invita a desplegar lo mejor de nuestra naturaleza.

La actividad no solo dejó obras visibles, sino también una huella interior. Fue un momento de encuentro entre el arte y la filosofía, donde la belleza y el pensamiento profundo se unieron para recordarnos que, cuando cultivamos lo mejor de nosotros mismos, también podemos inspirar transformación a nuestro alrededor.