En un frío día de enero, los voluntarios de la escuela Nueva Acrópolis de Chicago se reunieron en la sede para preparar sándwiches caseros para las personas sin hogar de la ciudad.

Después de preparar la comida, se dirigieron a entregarla a los miembros de la comunidad que la necesitaban en el frío y nevado invierno.

Compartimos momentos de calidez con nuestros vecinos y, mientras conversábamos, nos dimos cuenta de que, al final del día, más allá de las diferencias y circunstancias externas, todas las personas solo quieren tener un contacto humano cálido, sin juicios, con amabilidad y con dignidad.

Esta experiencia humilde y humana dejó un sentimiento cálido tanto en los corazones de los voluntarios como de los destinatarios.