En un día soleado, filósofos en ciernes salieron a dar un paseo desde el Teatro Nacional hasta el Castillo de Praga. Durante el paseo les esperaban varias sorpresas en forma de dibujos inspirados en los lugares por los que pasaban. En la isla Střelecký pudieron leer fragmentos de la historia de un río, en la “máquina expendedora de versos” pudieron recitar poesía, en la orilla del río Moldava les esperaba un espíritu del agua y cerca del muro de Lennon se encontraron con John Lennon y Yoko Ono. Al subir las escaleras del Castillo de Praga, los viajeros fueron acompañados por la poesía del poeta checo Jan Neruda y, al final de su viaje, fueron recompensados ​​con una maravillosa vista de Praga y la música de Antonín Dvořák.