Voluntarios de todas las sedes de Nueva Acrópolis Colombia Noroccidental se unieron en una jornada especial de siembra que dejó huella en la tierra y en el corazón de quienes participaron. Con entusiasmo y compromiso colectivo, logramos plantar 200 nuevos árboles, que con el tiempo darán oxígeno, sombra y vida a nuestro entorno.

Cada árbol sembrado es más que una acción ambiental: es un gesto simbólico de cuidado hacia el planeta y de responsabilidad hacia las generaciones futuras. La jornada fue también un espacio de encuentro y aprendizaje, donde los voluntarios compartieron esfuerzo, alegría y la convicción de que sembrar es también un acto de esperanza.

Sembrar un árbol es sembrar futuro, pero también sembrar en nosotros mismos. Cada raíz que se afirma en la tierra nos recuerda la importancia de la constancia; cada hoja que brota nos invita a crecer con fortaleza y sencillez. Así, desde el gesto humilde de plantar, descubrimos que podemos construir juntos un futuro más verde, consciente y humano.