Nueva Acrópolis Bélgica presentó en Bruselas un diálogo filosófico: ¿Podemos ser felices en un mundo en crisis?

Agitación económica, tensiones sociales, retos medioambientales… En un mundo en constante cambio, la cuestión de la felicidad parece más relevante que nunca. Este fue el tema central del diálogo filosófico «¿Podemos ser felices en un mundo en crisis?», que reunió en septiembre a un público diverso y reflexivo.

Lejos de la teoría abstracta, el evento se desarrolló en un ambiente cálido y atractivo. Los participantes intercambiaron sus opiniones personales sobre la felicidad, explorando las conexiones entre el bienestar individual y el equilibrio colectivo. Algunos veían la felicidad como un viaje interior hacia la serenidad, mientras que otros enfatizaban el papel del compromiso social y la solidaridad como fuentes esenciales de satisfacción.

Todos participaron con el espíritu del diálogo: con mente abierta, respeto y curiosidad. A pesar de las diferentes perspectivas, poco a poco surgió una conclusión compartida: ser feliz en un mundo en crisis puede que no sea una ilusión, sino más bien un reto al que hay que enfrentarse juntos.

Entre reflexiones, escuchas atentas y momentos de risa, la velada demostró que, más allá de la incertidumbre, la filosofía sigue siendo un espacio maravilloso para pensar, para esperar y, quizás, ya para cultivar un sentido de felicidad colectiva.