Nueva sesión de este debate café-filo organizado por la asociación Nueva Acrópolis en el distrito 11 de París.

Los animados coloquios nos llevaron a explorar la noción de riesgo y cómo se tiene en cuenta en todas nuestras decisiones: asumir o no un riesgo implica ser consciente de que, para una elección determinada, hay un elemento de lo conocido y un elemento de lo desconocido. De ahí han surgido varias preguntas: ¿podemos prepararnos para lo desconocido? ¿No es la vida intrínsecamente arriesgada? Una vez que somos conscientes de los riesgos, ¿qué hacemos con ellos? ¿Y qué diálogo interior genera esto con respecto a nuestros miedos? ¿Cómo y por qué debemos hacerles frente?

En su obra, Simone Weil habla de las necesidades del alma: para ella, existe a la vez una necesidad de seguridad y una necesidad de riesgos. Porque si el miedo y el terror generan parálisis, la ausencia total de riesgo genera un aburrimiento que adormece. El riesgo es un peligro que genera una acción meditada. Es un estímulo de gran valor que aporta conciencia de los propios límites y es indispensable para que surja y se exprese el coraje.

Esto se hace eco de la noción de prudencia filosófica, que designa la capacidad de actuar, de asumir riesgos con discernimiento.

Enriquecidos por los intercambios, salimos de nuevo al mundo con una perspectiva renovada, en camino… ¡hacia nuevas incógnitas!