Este año en Eslovenia, el mes de agosto estuvo marcado por fuertes lluvias. La acumulación de grandes cantidades de agua acabó provocando la inundación de las cuencas fluviales en la mayor parte del país. Fuimos testigos de un poder verdaderamente devastador de la naturaleza, ya que muchos automóviles, carreteras y casas fueron destruidos.

En los días siguientes, las autoridades evaluaron la magnitud de los daños y el nivel de urgencia en las zonas más afectadas. Muchos asentamientos necesitaban desesperadamente alimentos y agua. Algunos de ellos eran inaccesibles por tierra y lo primero fue establecer caminos básicos para que la ayuda llegara a tiempo, era vital la asistencia de los servicios de rescate de otros países.

Entonces, apenas comenzó la restauración de la vida tal como la conocían aquellas personas antes de la catástrofe, mucha gente viajó a ciudades y pueblos devastados para ayudar con sus propias manos y herramientas básicas. Para contribuir a la ola de solidaridad que se apoderó de nuestros corazones, los miembros de Nueva Acrópolis Eslovenia también reunieron un equipo de voluntarios que participaron en la limpieza de suciedad y basura de sótanos, patios y arroyos inundados. Pero la contribución más valiosa, además del trabajo que hicimos, fue la alegría y la esperanza que trajimos con nosotros. No se necesitaron palabras para describir el sentimiento de creencia y fe en la humanidad restaurada: solo un cálido apretón de manos y una mirada en los ojos llenos de lágrimas de agradecimiento.